lunes, 26 de agosto de 2013

Berlín

Tras nuestra intensa incursión en la Europa más nórdica, y aunque, por supuesto, ha sido inolvidable, nos moríamos de ganas de llegar a Berlín, especialmente tras la gran aventura de Langøyene (necesitabamos civilización).
Así pues, tras un trayecto extenso, con tres trasbordos, uno de ellos en la más que muy apacible estación de Copenhague, llegamos a la capital alemana. El primer día vimos... ¿qué vimos? Pues nada porque nuestra bienvenida a Berlín decía a gritos "salid de aquí antes de arrepentiros". Aquí va una enumeración de las decepciones que tuvimos que soportar tras cuatro (o tres o cinco, creo que perdí la cuenta) días soñando con una ducha y un colchón:

1°- Los trenes de Berlín pasan con cierta frecuencia, sí, pero con la que ellos quieren; así que tendrás que ir al andén y rezar para que San Ferrocarril sea piadoso contigo y tu espalda, que es la que soporta la mochila.

2°- Nuestro hostel estaba apartado del centro, por lo que teníamos que coger el tren (S-Bahn). En circunstancias normales habrían sido unos 10-15 minutos de plácido trayecto directo; pero ese día resultó que tenían mucha urgencia por hacer obras justo en nuestro tramo. Bueno, ese día y al siguiente... Vamos, nuestra estancia en la ciudad.

3°- El caso es que tuvimos que hacer dos trasbordos para llegar a la dichosa estación de Springfuhl, que sí, suena muy graciosa, pero cuando te bajas de tren y no sabes donde ir... Porque en Berlín otra cosa no, pero lo de señalizar se les da de pena. Y he aquí un consejo: no mires los carteles, pregunta.

4°- No recuerdo muy bien cómo (o no quiero acordarme) pero llegamos a nuestra estación, y lo primero que nos inspiró fue, como díria Elena, "confianza". No voy a dar detalles pero algún que otro barrio de Madrid se queda corto a su lado. [NOTA: alguna cosa buena tenía, como un Aldi, un Lidl, o una heladería-cafetería que nos dió la vida]

5°- Finalmente, al llegar al Hostel7, nuestro alojamiento, nos encontramos con otra gran decepción: un inexistente wifi gratis anunciado por un recepcionista del que solo diré que se expresaba mejor mediante signos que en inglés (sí, sí: como los monos).

6°- La habitación ya era otra cosa. Tres literas, es decir, seis camas para tres mochileros con ansias de ellas, en un cuarto muy amplio. Podría parecer que andaramos sobrados de colchones, pero no era así, había insectos suficientes para ocuparlas. [Un saludo para Lila] ;)

7°- Y como última decepción del día llegaron los baños "bipolares". Me explico: al entrar en ellos lo primero que veías eran los lavabos, bastante bonitos, incluso modernos, y limpios. Pero entonces te fijabas en el espejo y veías que reflejaba lo que parecían las duchas de un hotel diferente, de hace 30 años (tanto los azulejos, como la suciedad de las cortinillas), y, claro está, con más bichos. En fin, al menos podríamos ducharnos.

Aunque hasta este punto nuestra visita a Berlín parece un desastre lo cierto es que fue bastante gratificante. Esa misma noche fuimos a una coctelería "del barrio" y resultó ser mucho mas barata de lo que esperábamos, por lo que decidimos que al día siguiente nos daríamos un capricho y cenaríamos allí mismo un helado.

Al día siguiente nos embarcamos de nuevo, sandwiches en mano (o en mochila naranja homenaje a Oxford), en la locura de trasbordos para visitar el centro de la ciudad. Todo muy bonito, sí, las catedrales, la ópera, los museos,... Pero TODO adornado por un inmenso ejército de gruas y tuberías elevadas. Un auténtico placer ver al mismo tiempo los edificios berlineses y las entrañas de su subsuelo.
Sin duda, lo que más nos marcó, junto al Parlamento en cuyo césped disfrutamos de un agradable descanso bajo el Sol después tornado en chaparrón, fue el Monumento a las Víctimas del Holocausto. No hay palabras que lo describan. Estimulante no solo para la vista, sino tambien para el tacto, el oído y, sobre todo, para el corazón.

La gran sorpresa nos la llevamos al llegar a la Puerta de Brandemburgo, donde nos encontramos con un concierto en directo del mismísimo... Vale, no sabíamos quién era, pero nos hizo gracia el señor. Y en las cercanías de la plaza donde se encuentra probamos el plato típico: las currywurst, bastante rico, aunque para lo sencillo que es mejor que te lo comas en cualquier otra zona de Berlín donde podrás encontrarlo más barato.

Por último, visitamos el Barrio Judío que, aunque está a unos 15 minutos del centro te transporta a un Berlín diferente. No hay que perderselo.

Ya de vuelta a nuestro amado Springfuhl, y como habíamos planeado, fuimos a por nuestra esperada cena: tres enormes copas de helado de chocolate y vainilla, y de postre descubrimos un cóctail (cuyos ingredientes no desvelaré) que nos enamoró, y a un precio aún mejor.

Poco más se puede contar de nuestra fugaz visita a Berlín si no es adentrándonos en terreno anecdótico, de modo que hasta aquí llega esta entrada. En la próxima podréis leer nuestra estancia en Praga (o Praha para los amigos), que aunque tambien ha sido corta su intensidad da un poco de vértigo, igual que el tren que nos llevó hasta ella.

sábado, 24 de agosto de 2013

Langøyene & Oslo

Después de una buenísima estancia en Estocolmo, tocaba cambiar de país (otra vez) y pisar Noruega; seis horas de viaje después llegamos a la estación de Oslo, donde comimos y pusimos rumbo al puerto, Langøyene nos esperaba impaciente!
Langøyene es un lugar para relajarse y escapar de los edificios y las grandes masas de gente (en la isla no había mucha) a nosotros el tiempo no nos acompaño demasiado, después de montar las tiendas de campaña y dar un paseo se puso a llover... Y dormir tres personas en una tienda para dos es muy gracioso (una buena anécdota la verdad); al día siguiente hizo mejor tiempo, aprovechamos para dar un paseo y conocer el terreno y despedimos el día viendo atardecer en una calita preciosa de la isla y por la noche nos sentamos fuera de las tiendas a ver el cielo noruego. Al día siguiente hacia calor y aprovechamos para tomar un poco el sol, comprar más agua y comer en la terraza del "kiosk" :)
Sinceramente la isla deja mucho que desear en cuanto a los baños porque no hay ducha, en algunos servicios tampoco hay lavabo y los wc tienen fosa séptica (así que imaginad la situación) pero yo creo que está bastante bien para acampar durante un par de días.
-> Consejo: llevaros agua en botellas, garrafas... Porque en la isla no hay agua potable y el kiosco sólo abre cuando hace buen tiempo.
Por ese motivo nosotros acampamos dos días en vez de los tres que teníamos planeado, porque no teníamos mucho agua y no nos íbamos a dejar los ahorros comprando agua embotellada, así que recogimos el campamento base, cogimos el ferry (que en verano pasa cada hora aprox) y pasamos la noche en la estación de Oslo, esperando al tren de vuelta a Suecia que salía al día siguiente (sí, estuvimos toda la noche allí).
Lo primero que hicimos fue dejar las mochilas grandes en la consigna de la estación y comprarnos algo de beber para pasar la noche; la estación cerraba de 1:30 a 3:30 así que durante dos horas estuvimos en una pequeña plaza cercana a la estación... A la vuelta se durmieron los que pudieron y los que no (yo misma) nos entretuvimos viendo pasar la gente y con la música. Cuando me quise dar cuenta ya eran las 6 de la mañana y ya quedaba menos para coger el próximo tren; las próximas horas se resumen en jugar a las cartas y mirar el paisaje nublado de Oslo mientras comemos panchitos... Cuando llegó la hora de comer (la recta final de nuestra espera) nos compramos algo por ahí y, al fin,la hora de coger el tren destino Katrineholm (Suecia, parada intermedia entre Oslo y Malmö), otro país que dejamos atrás.

viernes, 23 de agosto de 2013

Copenhague & Estocolmo.


El día 5 de nuestra aventura mochilera tocaba despedirse de la magia de Amsterdam y partir a Copenhague. Sabíamos que esa noche iba a ser algo dura pero nuestras energías no se agotaban.
Salimos de la estación holandesa por la mañana y tras hacer algún transbordo, llegamos a Hamburgo donde cogeríamos el tren destino Copenhague. Para nuestra sorpresa, nuestro tren se canceló (motivos desconocidos) y tuvimos que coger un bus, un tren e incluso un ferry para llegar a la ciudad danesa. A pesar del cansancio, disfrutamos muchísimo la experiencia y pudimos contemplar un gran paisaje en el barquito.
Nuestra noche en Copenhague fue algo larga, incluyendo diversos personajes dignos de analizar (era viernes y mucha gente salía, bebía, etc); pero bueno, llegamos a la conclusión de que había que pasar por eso para considerarnos unos verdaderos mochileros ;)
Por nuestro agotamiento decidimos coger el primer tren destino Mälmo, y de allí, poder llegar a Estocolmo, deseando una ducha y una cama que nos proporcionó, nuestro gran pequeño hotel micro.
En Estocolmo nos instalábamos durante 3 días, por lo que nos tomamos todo con mucha calma. 
Hicimos la compra, en supermercados Coop (de confianza), hicimos la colada, ya necesaria en nuestras vestimentas, y disfrutamos de la ciudad. Sobre todo, nos centramos en visitar el Gamla Stan, un distrito unido al centro de Estocolmo cual isla, donde se localiza lo más característico de allí: el Palacio Real, la Catedral y una calle muy estrecha, de 90cm de ancho, donde por supuesto, nos hicimos fotos.
Por nuestra alimentación basada continuamente en embutido y frutos secos, nos dimos el capricho de cenar la última noche en un restaurante de la calle principal, que nos daría fuerzas para la próxima parada: Langøyene.

jueves, 22 de agosto de 2013

Brujas y Amsterdam.


Llega el día de visitar la mágica ciudad de Brujas! Después de un rico desayuno en nuestro B&B, nos dirigimos hacia la estación central para coger el tren (que pasa cada 15 minutos, sí no recuerdo mal)
Al llegar, dejamos las mochilas grandes en la consigna de la estación y fuimos dando un tranquilo paseo por sus calles; fue la mejor opción para conocerlo! 
Pasamos por calles de ensueño, donde la bici esta aparcada bajo una ventana que tiene una planta con flores (típica estampa de los Países Bajos) y también paseamos alrededor de sus canales (por los que se puede hacer una visita guiada en barca). Siguiendo un poco a la masa de gente, llegamos a la plaza principal de Brujas; había muy buen ambiente y, sí a eso le sumamos el buen tiempo que nos hizo aquel día, se estaba genial sentado en la escalinata o haciendo 
fotos a los monumentos que la rodean...
Después de llenar el estómago un poco en un bar de las cercanías, volvimos a la estación donde cogeríamos el tren hacia Amsterdam, cambiamos de país por primera vez!
La llegada a Amsterdam fue muy buena, teníamos muchas ganas de conocer esta ciudad y no nos defraudo a ninguno; tras llegar y localizar donde teníamos nuestro techo para los siguientes tres días, nos relajamos un poco y fuimos a "hacer la compra", más que nada porque no teníamos cena, lo bueno de nuestro hostal es que en la azotea tenía una terraza con muebles de madera y unas vistas geniales del techo de la ciudad que invitaba a relajarse, ahí fue donde cenamos la primera noche (cena en la terraza chill out) y donde brindamos por tener una buena experiencia con Amsterdam (ahora lo confirmo mil veces, Amsterdam es genial). 
El segundo día optamos por conocer la ciudad en bicicleta; hay muchos establecimientos donde se alquilan bicicletas por horas o durante el día entero (pagando una fianza que luego se devuelve), me parece que es una forma original y típica de esta cuidad para conocer el lugar mucho mejor. 
La plaza Dam, los canales, el barrio rojo... ¡Hasta nos montamos en un pequeño transbordador que nos llevo al otro lado del río, donde nos hicimos la típica foto del I AMSTERDAM!
Tras coger la comida en un restaurante de comida rápida (no haré publicidad y sólo diré Mc) nos fuimos a nuestro hostal para comer allí más tranquilamente y a resguardo de la lluvia y poder relajarnos un poco; por la tarde volvimos a coger las bicis para dar un último paseo antes de devolverlas, y después de cenar nos aventuramos por las calles y canales de esta bella ciudad, que tiene un ambiente excelente de noche.
Nuestro tercer y último día en los Países Bajos lo dedicamos a asegurarnos de los horarios de trenes del día siguiente (que marchábamos hacia Copenhague) y a dar vueltas por la ciudad, además de visitar (por fuera) la casa de Ana Frank y los canales.
No podíamos despedirnos de Amsterdam sin cenar la última noche en la terraza chill out y salir a dar un paseo por la plaza Dam.

Creo que a todos nos encanto esta ciudad, y estoy segura de que volveremos :) 

martes, 6 de agosto de 2013

Primer día superado

Nos vamos a dormir tras un largo día en Bruselas; un día lleno de anécdotas, calor y calles interminables, con un B&B bastante aceptable, excepto por su localización... digamos "no muy céntrica".
Mañana nos levantaremos pronto para visitar Brujas, la ciudad de encuento, y después cogeremos el tren que nos lleve a la ansiada Amsterdam, donde pasaremos tres, esperemos que fantásticos, días.
Sin más me despido hasta la próxima entrada, que será ya en la capital holandesa.

Buenas noches!

lunes, 5 de agosto de 2013

La cuenta atrás...

...ha llegado a su fin.

Después de tantos meses de preparativos, de tantos meses de organización ya ha llegado el día de irnos.
Dentro de dos horas y media (aprox.) nos sonará la alarma y comenzará nuestra pequeña aventura; las maletas ya están cerradas y forradas (con mucho esfuerzo), la mochila de mano llena de cosas que no entran en la maleta y de ilusión... Mientras escribo esto, Aitor y Sonia están tomando un gyntonic a la vez que hacen unos sandwiches para pasar la espera en el aeropuerto (que seguro que se hace larga)

Como anécdota de la noche podemos decir que antes de poder relajarnos un poco hemos tenido que subirnos a la barbacoa de Aitor (que hemos invadido su casa por una noche) para ver como se quemaba el campo de en frente de su casa (por segundo día consecutivo).

Yo creo que me voy a despedir por hoy, son las 00:02h del 5 de agosto de 2013 y nos queda unas horas para comenzar el InterRail '13.